miércoles, 29 de octubre de 2014

GUADALUPE 2014



Mi camino empezó cuando Dios me dio la oportunidad de ir de Misión a Picota, Perú, donde te das cuenta que la fe forma parte de la vida de las personas, ya que prevalece ante lo material. Allí sentí el acercamiento del Señor, que ha continuado dándome oportunidades como ponerme en este camino a ciertas personas que me ayudan en el día a día, y que me invitaron a realizar la Peregrinación a Guadalupe, donde he sentido la presencia del Señor en todo momento.
El encuentro con la Virgen en la llegada a la Basílica fue precioso y emocionante, ya que estuvo con nosotros durante el trayecto y nos guio hasta ella. Además que lo pasé estupendamente conociendo a otras personas que también sienten la necesidad de Dios en sus vidas.
Estoy muy agradecida a Dios por hacer que comenzara este camino, y estoy segura que me permitirá continuarlo por mucho tiempo, y volver a ir a muchos Guadalupes más.

                                                                                                                 Silvia Montiel Peñalver



No será fácil expresar en unas cuantas lineas todo lo que he sentido allí.

Durante estos días no me quitaba de la cabeza la frase del Padre Cosme: “No desmayen en el camino comenzado... tengan fe.” 
La peregrinación a Guadalupe no se puede tomar como una experiencia más, si no como algo que si te dejas, te cambia. 
Salí para Córdoba con miedo, miedo de lo desconocido, de abrirme a Dios y dejar que se hiciera presente en cada cosa que veía. Salí atada a mil cosas pequeñas, atada a preocupaciones y agobios. No creo que estuviera allí por casualidad, era mi año y la ocasión perfecta para conocer a Cristo a fondo. Volví limpia, tranquila y con las pilas cargadas como nunca antes las he tenido. 
Sentí a Dios tan presente que incluso me emocioné, algo que nunca antes me había pasado y que viví por primera vez en aquel lugar. 
Volví agradecida por todo lo que tengo y dándome cuenta que, lo que más vale en el mundo no se compra con dinero.

Ha sido un autentico placer hacer este camino con jóvenes que al igual que yo, tienen en su vida a Dios presente e intentan caminar de la mano de la Iglesia. 

Irene